Ser Calasancia es experimentar que Dios nos ama y nos llama a vivir en comunidad el seguimiento de Cristo. Es una manera de expresar con mayor plenitud la consagración bautismal haciendo realidad el carisma que nos legó el P. Faustino Míguez (cfr C.13. 49. 5).
Por ello, queremos decirte que ser Religiosa Calasancia Hija de la Divina Pastora es:
- Una manera concreta de responder a la invitación que Jesús te hace para buscar y encaminar a los niños y jóvenes hacia Dios evitando que la inocencia del corazón se pierda entre las tinieblas de la ignorancia.
- Poner tu vida en juego. Todo lo que eres, haces y vives al servicio de la construcción del Reino de Dios para dar un sentido más humano al hombre y a su historia. (C.9)
- Una invitación a «dejar obrar a Dios que para mejor será», como Faustino Míguez, viviendo con sencillez, permaneciendo abierta a las necesidades de los hombres de hoy.
- Hacerte pequeña con los pequeños de nuestro mundo, tan necesitado de amor y tan olvidado del Dios de la vida.
Ser Calasancia es pasar por la vida haciendo el bien, como Jesús Buen Pastor, que busca, cuida, guía, encamina, cura, protege, alimenta. Es dejarte encontrar por Dios y creer que tiene un sueño para ti en el que te llama a ser feliz y a dar vida.
Los pasos en este camino vocacional son:
- Experimentar y descubrir que Dios te llama a la vida religiosa en comunidad para la misión y tener el deseo de responder a esta invitación.
- Seguir un proceso de acompañamiento vocacional.
- Avanzar en el camino de la identidad carismática calasancia iniciando el postulantado.
Y, así, hacer de la vida, como María, Divina Pastora, un canto de gratitud al Señor desde una entrega «sin límites» a Dios y a los hermanos.
Si quieres más información, puedes escribir a pastoral.et@institutocalasancio.es
Arriésgate y serás feliz
(HPF 18)