Felicidades a todos en este día en que celebramos a María, Divina Pastora.
Hoy nos gozamos en una mujer discreta que, desde su actitud humilde y un silencio contemplativo, posibilitó y acompañó el crecimiento de la Vida.
Hoy miramos agradecidos a una mujer fuerte que, como Madre y Pastora, estuvo al servicio de la Vida, del Hijo.
Hoy contemplamos a una mujer sin nombre que hizo de su vida ofrenda para Aquel que es el Nombre sobre todo Nombre. Una mujer sin protagonismo que ofreció su mayor Tesoro para que todos tengamos vida.
Hoy agradecemos el don de una mujer pastora que nos invita a ser cauces, a ser posibilitadores del encuentro con la Vida; a ser senderos de vida, por los que se transite hacia la Vida.
M. Sacramento Calderón