«No es suficiente dar la vida por la misión, hay que construir familia»
«Nuestra identidad calasancia se sostiene en la medida en que nos sentimos desafiados: nos desafía nuestro centro, Cristo Jesús, nos desafía el contexto, nos desafía la Iglesia de la que formamos parte, nuestros jóvenes…».
Con esta reflexión, el superior general de las Escuelas Pías, Pedro Aguado, abrió la primera jornada del Encuentro de Equipos y Comisiones del Instituto Calasancio Hijas de la Divina Pastora.
Para Aguado, no se podrá «liderar la vida del Instituto y no podremos llevar adelante la misión encomendada, si no conseguimos avanzar en la misma experiencia y dinámica espiritual profunda desde la que san José de Calasanz y san Faustino Míguez hicieron lo que hicieron». En esta misma línea, invitó a los participantes a ser «hombres y mujeres de fe que vemos a Cristo en los niños y jóvenes para hacer todo lo posible que se encuentren con Jesús».
«No es suficiente dar la vida por la misión. Así, Calasanz y Faustino solo habría sido recordados como buenos curas que se entregaron a los niños, como un buen cura que dio la vida. Ambos construyeron, construyeron orden, instituto, familia…», aseveró.
En esta misma línea, apuntó nuestra vocación es extraordinaria y superior a nuestras propias fuerzas, lo que estamos haciendo es más grande que nosotros gracias a Dios, no se nos ha pedido un trabajo para el que estemos capacitados, por definición es más grande que nosotros y nos va a complicar la vida».
Ahondando en el lema del «Synodia, latiendo juntos», expuso «el latido fundamental de Calasanz se concentra en Marcos 9, 37: “El que acoge a uno de estos niños en mi nombre, me acoge a mí”». A partir de ahí, subrayó que «poner a los niños en el centro es la transfusión que necesitamos de Calasanz y Faustino».
El también presidente de la Comisión de Educación de la Unión de Superiores Generales, recordó cómo el fundador del Instituto Calasancio Hijas de la Divina Pastora fue capaz de «discernir lo que debía hacer hoy en su hoy, desde las Escuelas Pías a la que pertenecía». Desde ahí, planteó a religiosas y laicos la necesidad de «caminar desde las opciones más profundas de Calasanz y darle su orientación específica».